Los cuarenta son una edad crucial en la vida de cualquier persona. Más allá de la famosa crisis, es un momento en el que la mayoría ha conseguido una cierta
estabilidad y madurez. Para no caer en un exceso de confianza por esta situación y cometer algunos errores financieros te recomendamos que tengas en cuenta unos consejos básicos. ¿Has cumplido ya los cuarenta o te queda poco? ¿Quieres llegar a la jubilación en las mejores condiciones económicas? Seguramente sí. Entonces,
intenta asesorarte lo mejor posible para evitar los errores financieros más frecuentes.
1. Comprar una nueva casa cuando aún se tiene hipoteca
En este caso caben dos posibilidades. Por un lado, un
cambio de domicilio habitual. Buscar una
casa más grande, más cómoda o en un barrio más agradable es lógico. La familia crece y cambian las necesidades. Pero debes tener en cuenta que también
crecerán la hipoteca, los intereses que pagarás por ella y los gastos de la vivienda. Por eso, conviene que busques un buen asesor y hagas muy bien las cuentas para evitar ahogarte en un futuro. La otra posibilidad es animarse a adquirir una
segunda residencia para las vacaciones valorando que puede ser una buena inversión. Has de estudiar bien el mercado inmobiliario para
asegurarte de que será una buena inversión de medio/largo plazo ya que con esta operación te endeudarás más y los gastos de comunidad, impuestos y mantenimiento serán mayores. En cualquiera de los casos, existen otras posibilidades para
invertir ese dinero que pueden resultar más ventajosas de cara al futuro.
2. Invertir mal asesorado
Los cuarenta puede ser una
buena época para invertir… pero hay que saber hacerlo o asesorarse bien para obtener los mejores resultados. Si tienes un proyecto en mente no lo deseches, pero no te empeñes en llevarlo adelante sin haber
analizado todas las posibilidades. Quizá tengas claras muchas cosas a esta edad, quizá busques un cambio o quizá creas que ha llegado el momento de arriesgarse. Plantea todas estas variables en el proceso de análisis.
Consulta con un especialista financiero. Puede ocurrir que la mejor forma de sacar partido a tus ahorros no sea emprender una aventura, o que esa que estás pensando no sea la mejor opción. Siéntate y analiza con calma todas las posibilidades. Si tras un estudio de mercado ese negocio puede funcionar, adelante. Ten en cuenta también otras alternativas de inversión, siempre
hay buenos productos financieros para rentabilizar tu dinero.
Invertir es una opción interesante, invertir bien es la mejor de las opciones. Todavía tienes tiempo por delante y puedes asumir ciertos riesgos en tus inversiones para obtener mayores beneficios, pero acude al mejor asesoramiento.
3. No controlar y planificar los gastos
Los imprevistos siempre están ahí, pero a los 40 ya hay gastos más que previsibles. Y eso te permite ajustar tu presupuesto. La educación de los hijos, los gastos de la casa, los seguros… Ahora bien, a veces la confianza de vivir un periodo de estabilidad lleva a no ser tan cuidadoso en la labor de planificación que realizas. Para muchos, los 40 es un momento en que pueden disfrutar más de la vida. Hay que hacerlo sin perder de vista el futuro. Piensa en lo que gastas de más en ocio o en cosas que realmente no necesitas.
Ahorrar e invertir esas pequeñas cantidades a la larga te permitirá
disfrutar mucho más de tu jubilación, una etapa en la que tus ingresos pueden ser inferiores a lo que esperas o lo que necesitarás llegado el momento.
4. Dejar a un lado los seguros
A los cuarenta es fácil que
no te plantees la necesidad de contar con ciertos seguros. Quizá piensas que ya tienes suficientes gastos, que aún eres joven o que estás en perfectas condiciones. Pero un accidente laboral lo puede sufrir cualquier persona. Y las pensiones por incapacidad, por poner un ejemplo, no son elevadas. Si tienes familia aún, debes plantearte qué ocurriría si fallecieras de forma prematura. ¿Podrían hacer frente a la hipoteca o a los gastos diarios? ¿Una pensión de viudedad/de orfandad les permitiría seguir viviendo, al menos, con una cierta comodidad? Los seguros pueden parecer un gasto, pero
deben verse también como una inversión. El futuro es incierto y mejor estar cubiertos ante los imprevistos.
5. No tener en cuenta los impuestos e intereses
Son inevitables, se temen y se odian, pero
pocas veces se evalúan correctamente: los impuestos. Y ese es otro de los grandes errores financieros. Cada producto tributa de una forma diferente y es un aspecto a tener en cuenta, además de que se puede obtener un buen rendimiento/ahorro fiscal a productos financieros que pueden ir desde un
plan de pensiones a un fondo de inversión. Y debes mirarlo en dos direcciones: por un lado, la posibilidad de
desgravar en el IRPF y, por otro, la
diferencia de intereses que te proporcionan desde las simples cuentas bancarias a cualquier producto de inversión. Pensar en las finanzas personales es básico, y hacerlo mirando a largo plazo te permitirá evitar estos errores financieros, que son mucho más comunes de lo que puedas imaginar. ¿Podemos ayudarte?
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